El investigador y economista Virgilio Gautreaux Piñeyro expresó que la “fiebre española”, pandemia que azotó al mundo, encontró a la República Dominicana con un sistema sanitario endeble, con centros hospitalarios ineficientes, contaminantes y sin medicamentos, para enfrentar emergencias de cualquier naturaleza.

Al dictar la conferencia titulada “La pandemia de la gripe española de 1918 y su impacto en la República Dominicana”, en una sesión organizada por la Academia Dominicana de la Historia, explicó que entonces prevalecían débiles normativas de salud, falta de recursos para aplicarlas y ausencia de penalidades a violadores de las pocas disposiciones vigentes.

Recordó que Gerardo M. Ellis Cambiaso, en su tesis universitaria sobre la situación de la higiene en la ciudad de Santo Domingo, escrita en 1912, destacaba la existencia de hospitales casi inservibles, con pésimo manejo de los pacientes.

Aseguró que según Ellis Cambiaso la inadecuada disposición de los desechos y la mezcla de ropa contaminada de los internos eran catastróficas.

“Veía como grave la colocación de enfermos con diferentes patologías en una misma habitación o compartiendo una cama. Tuberculosos y leprosos pululaban por doquier, con deficiente aislamiento. Cuarteles militares y cárceles eran focos de enfermedades contagiosas. Asimismo, la sanidad del mercado público era un desastre, al igual que el matadero municipal. La falta de un acueducto contribuía a poca higiene en los hogares”, dijo.

Igualmente, indicó, citando a Ellis Cambiaso, que la materia fecal acumulada por siglos en el subsuelo de la ciudad contaminaba las aguas subterráneas, que muchos -mediante pozos- utilizaban en sus quehaceres domésticos. “Ellis afirmaba con preocupación, que el ‘suelo de nuestra capital está completamente saturado de excrementos’”, dijo.

Recordó que Estados Unidos ocupó militarmente el país, del 1916 al 1924 y que el militar jefe superior de Sanidad en un informe evaluó crudamente el precario servicio sanitario, lo que sirvió de base para la promulgación de la Orden Ejecutiva No 196 del 9 de agosto de 1918, que creó la Junta Superior de Sanidad, encabezada por un oficial del cuerpo médico estadounidense.

Aseguró que a la llegada del virus a la nación, Estados Unidos controlaba el movimiento migratorio de extranjeros y monopolizaba el trasiego fronterizo de braceros desde Haití y de otras islas del caribe.

“EUA manejaba todo el sistema sanitario nacional, pero esto no impidió la expansión de esta mortal pandemia en la República Dominicana. Correspondió a muchos médicos dominicanos y al personal auxiliar, soportar el peso de la enfermedad, cayendo varios enfermos, algunos de los cuales fallecieron, como ocurrió en Puerto Plata”, afirmó.

Dijo que ante la inminencia de llegada de la mortal gripe se impusieron controles a mercancías y personas originarias de otras naciones y se aplicaron cuarentenas de acuerdo a las leyes vigentes.

“Se dispusieron medidas similares a Haití, sin embargo, la continua llegada de contingentes de braceros haitianos e isleños, así como el movimiento de soldados invasores entre ambas naciones, terminaron trayendo la enfermedad a la República Dominicana, primeramente, por los puntos terrestres de entrada de braceros haitianos, particularmente Dajabón, Las Lajas y Elías Piña”, agregó.

Dijo que posteriormente la enfermedad llegó por Barahona, Azua, Puerto Plata, Montecristi y el puerto de Santo Domingo.

“Previo a 1918 existía un importante trasiego informal de braceros haitianos hacia los centrales azucareros. Personeros al servicio de los ingenios ingresaban en Haití trayendo trabajadores hacia las zonas cañeras de República Dominicana”, manifestó.

Amadeo Julián, Virgilio Gautreaux Piñeyro, Mu Kien Sang Ben y José del Castillo.
Amadeo Julián, Virgilio Gautreaux Piñeyro, Mu Kien Sang Ben y José del Castillo. ( )
Efectos en la economía

Gautreaux Piñeyro afirmó que el 66% de la población santiaguera había sido contagiada por la enfermedad, de la cual había fallecido el 2%, y que la primera víctima mortal se produjo el 21 de diciembre.

Informó que periódico El Diario publicó una relación de muertes en Santiago, del 6 al 20 de enero de 1919, citando 214 fallecimientos durante esos 15 días, lo que arrojó un balance de 14 defunciones diarias.

Agregó que el rotativo señalaba que del 1 al 16 de enero fueron enterradas en Villa González 24 personas y en Navarrete otras 14 y que en Gurabo del 1 al 17 de enero fueron sepultadas 18 víctimas.

“Las actividades azucareras se vieron también limitadas por la falta de obreros de factoría y de campo que no acudían a trabajar por culpa de la epidemia. En las memorias del 1918 del Ferrocarril Central Dominicano se informa que sus actividades operativas y financieras fueron afectadas por los ataques de la epidemia, que contrajeron significativamente los ingresos, por la caída del transporte de mercancías para exportación y las importadas. También las cuarentenas terrestres redujeron significativamente el flujo de pasajeros”, puntualizó.