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Cómo y por qué Trujillo persiguió tenazmente a los Testigos de Jehová.

Fuente: Diario Libre
Fecha: Mayo 8, 2019

“En la historia política de la República Dominicana no se registra una etapa de persecución religiosa tan tenaz como la desatada contra los Testigos de Jehová por la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo Molina entre 1940 y finales de la década del 60, expresó Miguel Guerrero, escritor, periodista e investigador durante la ceremonia en la que fue recibido como miembro de número de la Academia Dominicana de la Historia.

Ante integrantes de la entidad e interesados en la historia, el investigador disertó acerca de la “Persecución y vigilancia de los Testigos de Jehová durante la tiranía de Trujillo y la colaboración de la Iglesia Católica en la represión de la secta”, basándose en documentaciones oficiales y otros datos obtenidos en su indagación.

Dijo que pretendía demostrar que esa persecución “constituyó una real y efectiva política de Estado, sin que existiera amenaza real contra la estabilidad política nacional y, mucho menos, contra el predominio de la religión católica sobre las demás denominaciones religiosas cuyas prácticas la Constitución de la época permitía”.

Afirmó que los primeros misioneros de los Testigos de Jehová llegaron a la capital dominicana el domingo 1 de abril de 1945, y fueron Lennart y Virginia Johnson, una pareja estadounidense graduada de Galaad.

Afirmó que en el Yearbook (Anuario) de la organización de 1946 se dice que el país era “territorio virgen” y que la pareja se vio precisada “a empezar de cero”. “No existían entonces sucursales ni Salones del Reino ni mucho menos congregaciones. Los misioneros apenas hablaban unas palabras en español y no tenían donde quedarse”, puntualizó.

Enfatizó que la persecución desatada contra los seguidores de esa secta no tenía límites.

“El procurador fiscal de Santiago, Joaquín Santaella, envió un ‘memorándum confidencial’ directamente a Trujillo y puesto en conocimiento de este dos días más tarde, a las 9:35 am., informándole que ese mismo día la Primera Cámara Penal de ese Distrito Judicial había impuesto la pena de dos años de prisión correccional y al pago de las cuotas procesales a la menor María Luisa Pacheco, inculpada del delito de violación a la resolución 1443 sobre los Testigos de Jehová”, indicó.

Dijo que a pesar de la represión, los seguidores de la secta seguían creciendo y que el 2 de marzo de 1955 el gobernador de Salcedo informaba a Trujillo el aumento de los seguidores y el involucramiento de familias enteras que cedían sus casas para reuniones con los simpatizantes de la secta en diferentes comunidades de la provincia como Los Cacaos, Ojo de Agua, Loma Azul, Blanco Arriba y Cañete, señalando que dichas actividades habían aumentado desde la puesta en libertad de varias personas acusadas de practicar dicha doctrina.

Agregó que el gobernador provincial Alberto Valentín identificaba con sus nombres a las 141 personas pertenecientes a los Testigos de Jehová, 68 de los cuales residían en Los Cacos, 3 en Ojo de Agua, 24 en Loma Azul, 40 en Blanco Arriba y 6 en Cañete, con amplios detalles de las casas donde solían reunirse.

“Según el gobernador, estas acciones contaban con el visto bueno de las autoridades católicas de la zona. En su informe a Trujillo, el gobernador de Salcedo le informó que había dispuesto que en la iglesia católica de Los Cacos se celebrara una reunión agro-política el sábado 12 del mes para luego de una misa por la salud de Trujillo y el presidente de la República, su hermano Héctor Bienvenido, también generalísimo, los padres agustinos recoletos, encargados de la parroquia de Salcedo, visitaran con más frecuencia los lugares donde solían reunirse los seguidores de los Testigos de Jehová ‘en interés de que celebren oficios religiosos y hagan prédicas acerca de la religión de Cristo’”, expresó.

Miguel Guerrero sostuvo que la persecución contra los practicantes se intensificada oficialmente en 1950, en virtud de una medida administrativa de Interior y Policía, y que en los años siguientes la tiranía de Trujillo desató una intensa política de discriminación contra los Testigos de Jehová, que llevó a la cárcel y al exilio a cientos de seguidores de esa secta, con el visto bueno y complacencia de la jerarquía católica.

Manifestó que en el clímax de esa campaña, el Congreso dominicano aprobó una ley el 26 de julio de 1957, declarando ilegal todas sus actividades y la propagación de la doctrina.

“A mediados del año siguiente, el exiliado periodista dominicano Germán Emilio Ornes publicó que la prensa dominicana se había hecho eco de acusaciones formuladas por altos funcionarios contra los Testigos de jehová de propiciar “actividades sediciosas y perniciosas”, afirmó.

Dijo que en su libro “Trujillo, pequeño César del Caribe”, Ornes señala que las nuevas acciones represivas comenzaron después que un sacerdote jesuita llamado Mariano Vásquez Sanz denunció la secta por la emisora radial La Voz Dominicana, como servidores del comunismo tildándolos de “perversos, astutos, criminales y traidores enemigos”.

Refirió que Ornes dice que luego fue emitida una carta pastoral firmada por los obispos Ricardo Pittini y Octavio Antonio Beras, exhortando a los curas “a protestar desde sus parroquias contra la terrible herejía”.

Más prohibiciones y persecuciones

Miguel Guerrero indicó que el viacrucis de los Testigos de Jehová se agravó y la persecución de sus miembros adquirió carácter de Estado a partir del 21 de junio de 1950, cuando la Secretaría de Estado de lo Interior y Policía emitió una disposición prohibiendo las reuniones de los miembros de esa congregación, poniendo al margen de la ley todas las manifestaciones y actividades relacionadas con ese ministerio.

Expresó que la “medida sostenía que la secta y sus asociados sustentaban y difundían doctrinas atentatorias a los principios y fundamentos del sistema representativo de gobierno’ e igualmente a la observancia de las leyes y reglamentos emanados de cuerpos y autoridades legítimas.

Sostuvo que además se refería al hecho de que a los prosélitos de dicha asociación les estaba vedado participar en las elecciones y que solo obedecían a las leyes si estaban en armonía con los principios de esa religión.

“La medida también se refería al hecho de que los practicantes de la secta no pueden formar parte de los cuerpos armados de la República, ni rendirle culto a la bandera”, explicó.

Argumentó que la campaña se hizo más severa en los dos años siguientes, pero que a partir de 1959, cuando afloraron las divergencias entre el régimen y la jerarquía católica, ante la insistencia de Trujillo de obtener el título de Benefactor de la Iglesia, se decidió levantar la proscripción contra la secta.

“El 12 de mayo de 1960 en virtud de la aprobación por el Congreso de la Ley No. 5347 se derogó la disposición dictada el 26 de julio de 1957, que prohibía las actividades de los testigos de Jehová y la propagación de sus doctrinas”, puntualizó.

Guerrero fue recibido con un discurso del sacerdote José Luis Sáez, miembro de número de la Academia, y por la presidenta de la entidad, Muy Kien Sang Ben, quien resaltó su destacada trayectoria como historiador.

Academia Dominicana de la Historia realiza seminario de historia local con apoyo de la UTECO.

Fuente: Nuevo Diario
23 de Abril del 2019.

La Academia Dominicana de la Historia realizó el Seminario de historia Local «Provincia Sánchez Ramírez: historia, cultura».  Que reveló interesantes historias y hallazgos y que contó con un amplio público de esa demarcación y de Santo Domingo.

Un comunicado de la Academia indica que en la actividad,  efectuada en la Universidad Tecnológica del Cibao Oriental (UTECO), participaron como expositores el arqueólogo Harold Olsen Bogaert, el sociólogo Dagoberto Tejada y los historiadores Francisco Rincón, Edwin Espinal Hernández, Robert Espinal y Mu Kien Sang Ben, presidenta de la Academia Dominicana de la Historia.

Tejada, que disertó sobre “El carnaval de Cotuí, diversidad e identidad”, explicó que era costumbre por parte de cronistas y escritores tradicionales prejuiciados no registrar gran parte de las manifestaciones artísticas-culturales del pueblo, por considerar que estas no eran importantes  ni trascendentes.

“Era una visión ideologizada de clase, de una élite con fuertes prejuicios sociales, discriminatorios, sobre todo en las poblaciones del interior del país, por su dimensión de enclave, con actitudes racistas, con incipientes expresiones de comunicación”, puntualizó.

Dijo que por esa razón, en Cotuí, predomina la ausencia documental en las expresiones de la cultura popular.

“El carnaval de Cotui no es ajeno a ese proceso. No existen registros documentales de las primeras manifestaciones de carnaval, para cuando tan solo era  una villa, uno de los pueblos más antiguos de la isla, que en un momento dado fue el segundo más poblado, localizado en un contexto mediterráneo, aislado por la distancia de la ciudad capital”, añadió.

Manifestó que aunque hay referencias, sin documentación importante,  sobre manifestaciones de carnaval y que se han detectado tres modalidades carnavalescas en Cotuí: el Carnaval de Salón, el  Carnaval Cimarrón de la Semana Santa y el Carnaval Popular de Febrero.

Afirmó que comparándolo con los otros carnavales del país, el que se realiza en Cotuí  es uno de los que tiene mayor diversidad  de personajes.

“Es un carnaval particular, con una extraordinaria presencia afrodescendiente, único, con una definición de su identidad. Hoy en día es el carnaval más ecológico del país, con una creatividad sin límites, en una relación con la naturaleza, haciéndolo el carnaval más democrático del país, porque ha hecho una ruptura con el “preciosismo” y la comercialización”, dijo.

 Inicios de la minería

En tanto, Harold Olsen Bogaert, que expuso sobre “Arqueología de rescate en Pueblo Viejo de Cotuí”, explicó que desde el año 2003 el Ministerio de Cultura de la República Dominicana, a través del Museo del Hombre Dominicano y de la Dirección Nacional de Patrimonio Monumental, ha venido efectuando investigaciones arqueológicas en el área de Pueblo Viejo de Cotuí, primero realizando prospecciones y más adelante el estudio y rescate de cada uno de los sitios registrados en el área de concesión minera, así como en sus posibles áreas de influencia.

Dijo que los hallazgos han permitido identificar pobladores correspondientes a grupos aborígenes tanto preceramistas “banwaroides” como ceramistas de los estilos “saladoides o igneris”, “ostionoides”, “meillacoides” y “chicoides” y que  también se han identificado sitios en donde convivieron aborígenes y colonizadores.

Sostuvo que  los restos culturales coloniales localizados corresponden a españoles, alemanes y africanos.

“Un hallazgo de suma importancia ha sido la localización de las estructuras coloniales mineras más antiguas de la República Dominicana y posiblemente de toda América, así como el sitio en donde se encontraban los poblados indígenas y colonial original de Cotuí”, afirmó.

Aseguró que  se han localizado 41 sitios con bienes de interés arqueológico, 36 de ellos prehispánicos y los demás indo-hispánicos.

Añadió que dentro de los primeros hay 15 cuevas, un  abrigo rocoso y un arroyo en donde se localizan figuras de arte rupestre.

Precisó que  los otros cinco sitios son fundamentalmente indo-hispánicos, en los que se destaca el “Sitio Arqueológico No. 11: Estructuras Coloniales”, por presentar restos de cimientos de piedras del antiguo campamento minero, así como de la iglesia.

Dijo que estos sitios se han estado investigando con el auspicio de Pueblo Viejo Dominicana Corporation (Barrick Pueblo Viejo).

Charla de Espinal sobre Glas 

En su disertación titulada “Del Yuna al Yaque: el cotuisano

José Manuel Glas, munícipe santiaguero”,  Edwin Espinal Hernández ofreció informaciones relevantes sobre el comerciante, diplomático, político, munícipe y filántropo José Manuel Glas,   “una de las figuras más atrayentes del Santiago de la segunda mitad del siglo XIX, por ser protagonista y vincularse a los más importantes proyectos progresistas de entonces”.

“Pocos saben que este personaje, cuyo nombre ostenta una calle del sector de Pueblo Nuevo en esa ciudad, nació en Cotuí durante la ocupación haitiana el 9 de abril de 1834. De su infancia  y adolescencia no hay noticias, pero  sabemos que fue bautizado como hijo natural y con el nombre de Juan José Manuel en San Francisco de Macorís el 22 de abril del mismo año y que sus padrinos fueron Ambot, jefe de escuadrón,  sin dudas haitiano, y María Luisa Alejandro”, agregó.

Castro Ventura: heroicidad de Santana es una enorme trastada

Fuente: Diario Libre

11 de Abril del 2019

El médico e investigador ya es miembro de número de la Academia Dominicana de la Historia.

El doctor Santiago Castro Ventura afirmó que la mentada “heroicidad de Pedro Santana” es una de las “enormes trastadas con la que se ha pretendido manipular el ámbito histórico dominicano”.

El historiador hizo la afirmación al pronunciar su discurso de ingreso como miembro de número de la Academia Dominicana de la Historia, durante una ceremonia realizada en el Archivo General de la Nación.

En su exposición titulada “Pedro Santana impugnado por sus contemporáneos”, dijo que sus panegiristas han insistido en presentar a Santana como honesto, sencillo y libertador, que solo cometió la imprudencia de la anexión.

Son los argumentos esgrimidos para tratar de entronizar su espuria personalidad en la historia, incluso llegó un momento que se aspiró a la herejía de reducir la cúpula del patriotismo al binomio Duarte y Santana, ambos con manifestaciones morales incompatibles, dijo.

Recordó que fue el propio Santana quien empezó a forjar la farsa de su eximia proceridad, cuando apremió al empobrecido Estado dominicano a donarle la espada de oro que lo consagraba como libertador.

“Siempre ha encontrado acólitos que nos han vendido esta quimera de generación en generación. Su proclividad hacia el culto a su personalidad no queda ahí, fue el primero de los tiranos que inició el desatino de designar con su nombre propiedades del Estado. Por lo menos hasta 1849 el gobierno tenía tres goletas: Las Mercedes, Constitución y General Santana”, agregó.

“La mitología santanista yacía en el estercolero que le corresponde hasta llegar la tiranía de Trujillo, a partir de entonces hemos tenido un Santana redivivo, promovido por la historiografía trujillista, como apuntó sin empacho uno de sus mentores cuando proclamó: ‘Por primera vez después de su muerte, ha sido esta ERA cuando el nombre de Pedro Santana no se ha nombrado para arrastrarlo y pisoterarlo’”, indicó.

Al inicio de la ceremonia, la presidenta de la Academia Dominicana de la Historia, Mu Kien Sang Ben, le dio la bienvenida al nuevo miembro de número, recibido con un discurso a cargo de Jaime de Jesús Domínguez, también miembro de número.

Casi finalizando el acto una delegación del Colegio Médico Dominicano le entregó a Castro Ventura un pergamino de reconocimiento.

Castro Ventura es médico, egresado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Tiene una maestría en historia. En 2005 y 2006 obtuvo el Premio Nacional de Historia José Gabriel García.

Es autor de varios libros como “La intelectualidad de América un tormento para Trujillo”, “El juego de San Andrés: génesis, evolución y feliz ocaso”, “Salomé Ureña Jornada Fecunda”, “Legislación Sanitaria Dominicana”, “Lo patológico en la inspiración literaria”, “Enfermedades de dominicanos célebres”, “Enfermedades de latinoamericanos célebres”, “Trujillo, perversidad hereditaria” y “Andanzas patrióticas de Luperón”, entre otros.

Virgilio Gautreaux Piñeyro especifica el impacto de la “fiebre española” en el país en 1918.

Fuente: Periódico Diario Libre
Fecha: 30 de Marzo de 2019.

El investigador y economista Virgilio Gautreaux Piñeyro expresó que la “fiebre española”, pandemia que azotó al mundo, encontró a la República Dominicana con un sistema sanitario endeble, con centros hospitalarios ineficientes, contaminantes y sin medicamentos, para enfrentar emergencias de cualquier naturaleza.

Al dictar la conferencia titulada “La pandemia de la gripe española de 1918 y su impacto en la República Dominicana”, en una sesión organizada por la Academia Dominicana de la Historia, explicó que entonces prevalecían débiles normativas de salud, falta de recursos para aplicarlas y ausencia de penalidades a violadores de las pocas disposiciones vigentes.

Recordó que Gerardo M. Ellis Cambiaso, en su tesis universitaria sobre la situación de la higiene en la ciudad de Santo Domingo, escrita en 1912, destacaba la existencia de hospitales casi inservibles, con pésimo manejo de los pacientes.

Aseguró que según Ellis Cambiaso la inadecuada disposición de los desechos y la mezcla de ropa contaminada de los internos eran catastróficas.

“Veía como grave la colocación de enfermos con diferentes patologías en una misma habitación o compartiendo una cama. Tuberculosos y leprosos pululaban por doquier, con deficiente aislamiento. Cuarteles militares y cárceles eran focos de enfermedades contagiosas. Asimismo, la sanidad del mercado público era un desastre, al igual que el matadero municipal. La falta de un acueducto contribuía a poca higiene en los hogares”, dijo.

Igualmente, indicó, citando a Ellis Cambiaso, que la materia fecal acumulada por siglos en el subsuelo de la ciudad contaminaba las aguas subterráneas, que muchos -mediante pozos- utilizaban en sus quehaceres domésticos. “Ellis afirmaba con preocupación, que el ‘suelo de nuestra capital está completamente saturado de excrementos’”, dijo.

Recordó que Estados Unidos ocupó militarmente el país, del 1916 al 1924 y que el militar jefe superior de Sanidad en un informe evaluó crudamente el precario servicio sanitario, lo que sirvió de base para la promulgación de la Orden Ejecutiva No 196 del 9 de agosto de 1918, que creó la Junta Superior de Sanidad, encabezada por un oficial del cuerpo médico estadounidense.

Aseguró que a la llegada del virus a la nación, Estados Unidos controlaba el movimiento migratorio de extranjeros y monopolizaba el trasiego fronterizo de braceros desde Haití y de otras islas del caribe.

“EUA manejaba todo el sistema sanitario nacional, pero esto no impidió la expansión de esta mortal pandemia en la República Dominicana. Correspondió a muchos médicos dominicanos y al personal auxiliar, soportar el peso de la enfermedad, cayendo varios enfermos, algunos de los cuales fallecieron, como ocurrió en Puerto Plata”, afirmó.

Dijo que ante la inminencia de llegada de la mortal gripe se impusieron controles a mercancías y personas originarias de otras naciones y se aplicaron cuarentenas de acuerdo a las leyes vigentes.

“Se dispusieron medidas similares a Haití, sin embargo, la continua llegada de contingentes de braceros haitianos e isleños, así como el movimiento de soldados invasores entre ambas naciones, terminaron trayendo la enfermedad a la República Dominicana, primeramente, por los puntos terrestres de entrada de braceros haitianos, particularmente Dajabón, Las Lajas y Elías Piña”, agregó.

Dijo que posteriormente la enfermedad llegó por Barahona, Azua, Puerto Plata, Montecristi y el puerto de Santo Domingo.

“Previo a 1918 existía un importante trasiego informal de braceros haitianos hacia los centrales azucareros. Personeros al servicio de los ingenios ingresaban en Haití trayendo trabajadores hacia las zonas cañeras de República Dominicana”, manifestó.

Amadeo Julián, Virgilio Gautreaux Piñeyro, Mu Kien Sang Ben y José del Castillo.
Amadeo Julián, Virgilio Gautreaux Piñeyro, Mu Kien Sang Ben y José del Castillo. ( )
Efectos en la economía

Gautreaux Piñeyro afirmó que el 66% de la población santiaguera había sido contagiada por la enfermedad, de la cual había fallecido el 2%, y que la primera víctima mortal se produjo el 21 de diciembre.

Informó que periódico El Diario publicó una relación de muertes en Santiago, del 6 al 20 de enero de 1919, citando 214 fallecimientos durante esos 15 días, lo que arrojó un balance de 14 defunciones diarias.

Agregó que el rotativo señalaba que del 1 al 16 de enero fueron enterradas en Villa González 24 personas y en Navarrete otras 14 y que en Gurabo del 1 al 17 de enero fueron sepultadas 18 víctimas.

“Las actividades azucareras se vieron también limitadas por la falta de obreros de factoría y de campo que no acudían a trabajar por culpa de la epidemia. En las memorias del 1918 del Ferrocarril Central Dominicano se informa que sus actividades operativas y financieras fueron afectadas por los ataques de la epidemia, que contrajeron significativamente los ingresos, por la caída del transporte de mercancías para exportación y las importadas. También las cuarentenas terrestres redujeron significativamente el flujo de pasajeros”, puntualizó.

Detallan efectos de la revolución haitiana en Santo Domingo : El historiador Murgueitio Manrique expuso sobre el tema ante la Academia Dominicana de la Historia.

Fuente: Hoy Digital
Fecha: 22 de Marzo de 2019.

Carlos Alberto Murgueitio Manrique hizo profundos enfoques acerca de los entretelones de la revolución haitiana y de los efectos que produjo en el Santo Domingo español, que entonces se encontraba prácticamente deshabitado, con su población muy esparcida en un territorio accidentado, vasto y fértil y con mayor acceso al agua que el lado francés.

El historiador e investigador dictó una conferencia sobre “Santo Domingo ante la guerra civil de Saint Domingue, L’ affaire Ogé, 1789-1792”, en una actividad organizada por la Academia Dominicana de la Historia.

“Con alrededor de 53,000 kilómetros cuadrados, según los límites fijados por el Tratado de San Ildefonso de 1777, el Santo Domingo español quedó delimitado de la colonia francesa de Saint Domingue, por una extensa frontera irregular de unos 350 kilómetros, que atravesaba la isla de norte a sur, desde la desembocadura del río Masacre en la bahía de Manzanillo, hasta el delta del río Pedernales, cerca de Cabo Rojo”, dijo.

Explicó que el Santo Domingo español solo albergaba unos 12,000 esclavos, un 10% de la población total, de los cuales solo 2,000 estaban dedicados a las labores agrícolas, mientras que la inmensa mayoría estaba ocupada en el servicio doméstico urbano o a las tareas cotidianas de las haciendas.

“La cifra total de los esclavos españoles era penosa si se comparaba a la de la parte francesa o Saint Domingue, la cual contaba con unos 480,000”, enfatizó.

Dijo que pese a las pugnas y hostilidades ocasionales que se presentaron entre los vecinos españoles y franceses en la amplia frontera, antes del estallido de la revolución haitiana, las colonias se habían ajustado la una a la otra.

Murgueitio Manrique, profesor de la Universidad del Valle, Santiago de Cali, Colombia, indicó que la relación simbiótica que unía a las dos colonias estaba basada en la complementariedad económica y en la relación de confianza impuesta por los vínculos consanguíneos entre los reyes y los tratados existentes.

No obstante, aseguró que el estallido de la Revolución Francesa y de la guerra civil en Saint Domingue arrojaron sus efectos sobre el lado español.

“Desde septiembre y octubre de 1789, el comercio sufrió un golpe abrupto y las relaciones cordiales variaron, imponiéndose la desconfianza y la sospecha. Las autoridades hispanas o dominicanas resolvieron mantener una estricta neutralidad, siguiendo las recomendaciones del Consejo de Madrid, encabezado por el ministro conde de Floridablanca”, enfatizó.

“El gobernador, Joaquín García y Moreno, el arzobispo, Fernando Portillo y Torres, y los magistrados de la Real Audiencia mantuvieron absoluta prudencia y no se mezclaron en la querella, que fue considerada como doméstica o “un asunto entre franceses”, negándose incluso a responder a las solicitudes de auxilio y socorro que les hacían sus homólogos del otro lado de la frontera, afirmó.

Dijo que la llegada VincentOgé, diputado de la Asamblea Nacional de París, y de otros mulatos provenientes de Francia a CapFrançais, al norte de Saint Domingue, el 23 de octubre de 1790, provocó una crisis sin precedentes entre las partes que compartían la isla.

Expresó que en medio de la guerra a muerte que se libraba en la parte francesa, entre los mulatos y las Asambleas Provinciales de CapFrançais y Port au Prince, y la Colonial de Saint Marc, dominadas por el partido “patriota” blanquista, abiertamente separatista y segregacionista, y por lo tanto contrario a las leyes de igualdad entre los propietarios de todos los colores, VincentOgé y su séquito más cercano cruzaron la frontera buscando someterse al derecho de asilo que ofrecía la ley española.

“Sin embargo, los comandantes hispanos del área de la frontera capturaron a los rebeldes y los remitieron a la ciudad de Santo Domingo, donde fueron hechos prisioneros y luego entrevistados por los magistrados de la Real Audiencia, el gobernador y el arzobispo”, agregó.

Explicó que los españoles, en vez de otorgarles el asilo al que tenían derecho y prefirieron negarlos y que a finales de diciembre de 1790 los extraditaron a CapFrançais, y que a pesar del compromiso al que habían llegado los franceses, de respetarles la vida a los reos, estos los condenaron a muerte y los torturaron y ejecutaron públicamente el 25 de febrero de 1791.

Sostuvo que al entregar a VincentOgé y sus cómplices, los españoles se ganaron la desconfianza de los mulatos y libertos franceses, que los desecharon como aliados.

Consuelo Naranjo resalta la grandeza de Pedro Henríquez Ureña : se refirió al gran humanista al ingresar a la Academia Dominicana de la Historia.

Fuente : Periódico Diario Libre.
Fecha: 15 de Marzo de 2019.

La investigadora española Consuelo Naranjo Orovio resaltó la grandeza del humanista dominicano Pedro Henríquez Ureña al pronunciar su discurso de ingreso a la Academia Dominicana de la Historia como miembro correspondiente extranjero.

Al inicio de su disertación, la profesora de investigación del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), con sede en España, agradeció la acogida que le han dado los miembros de la Academia Dominicana de la Historia, de manera especial su presidenta Mu-Kien Adriana Sang Ben, Manuel García Arévalo, Frank Moya Pons, José Chez Checo y José del Castillo, que avalaron su candidatura.

En su exposición sobre “Hispanoamericanismo en ambas orillas: recurrido con Pedro Henríquez Ureña”, expresó que la vida del humanista dominicano es un ejemplo del peregrinar de muchos intelectuales coetáneos por diferentes países de habla hispana, entre los que está incluida España.

“Ellos crearon un circuito de cultura participando en ambientes similares, propiciando encuentros en los que la educación, la literatura y la reflexión sobre el ser de América y de España constituían los focos de atención, y animando nuevas instituciones nacidas al calor de estos ideales”, dijo.

Consuelo Naranjo mientras exponía en el Archivo General de la Nación.
Consuelo Naranjo mientras exponía en el Archivo General de la Nación. ( )

Agregó que por ello es preciso poner la mirada en ambos lados para comprender que la presencia de americanos en España y de españoles en América no fue una casualidad ni ocurrió al azar, y que esto se debió una coincidencia de intereses y a una conciencia por parte de los más jóvenes de la necesidad de revitalizar la educación de sus países y contemplar el futuro de manera diferente.

“En España nacía en 1907 la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (conocida como JAE o Junta), un organismo cuyo principal objetivo fue la regeneración intelectual y científica de un país adormecido que quería salir del aislamiento y del letargo. Con el punto de mira, principalmente, en los países europeos que en ese momento lideraban la ciencia, la JAE desarrolló un vasto proyecto educativo y divulgativo”, enfatizó.

Dijo que Pedro Henríquez Ureña, como muchos intelectuales latinoamericanos, Alfonso Reyes, Rubén Darío, Miguel de Unamuno, Fernando Ortiz, José María Chacón y Calvo, entre otros, abogaron por el diálogo con las distintas tradiciones que formaban parte del acervo cultural, una idea que se fue afianzado a lo largo de su vida, y desde la cual construyeron sólidas plataformas de acercamiento.

Recordó que en el 1914 Henríquez Ureña apuntaba la necesidad y la riqueza que suponía mantener y combinar las diferencias culturales de cada pueblo.

Citando al intelectual, dijo: “El ideal de la civilización no es la unificación completa de todos los hombres y todos los países, sino la conservación completa de todas las diferencias dentro de una armonía”.

Afirmó que, en la defensa de la comunidad hispánica, Henríquez Ureña resaltó la importancia de la cultura como uno de los elementos principales que harían de la América hispánica una comunidad con identidad propia y con fuerza, capaz de conversar tanto con España como con Estados Unidos.

Reina Rosario propone se hagan estudios de historia de las mujeres

Fuente: Periódico Acento
Fecha: 10 de Marzo de 2019

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La doctora Reina Rosario exaltó la contribución a la historiografía nacional de la escritora Abigail Mejía, al ingresar como miembro nacional correspondiente de la Academia Dominicana de la Historia.

La investigadora, catedrática del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec) y de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), donde funge como directora del Instituto de Historia y de la revista “Ecos”, pronunció el discurso “Aportes de Abigaíl Mejía a la historiografía dominicana: una feminista volando alto con las alas de Clío”, durante un acto efectuado en el Archivo General de la Nación, donde fue recibida por la directiva de la Academia, encabezada por la doctora Mu Kien Sang Ben.

La disertante explicó que sobre esta mujer ilustrada deseaba resaltar la faceta de historiadora curtida en el oficio, de la cual se sabe muy poco en el medio dominicano.

“Todos conocen a Abigaíl Mejía como escritora, como sufragista y como pionera del feminismo dominicano. Su incursión en el estudio y divulgación de la historia es casi desconocida a pesar de que sus escritos en esa área del conocimiento obtuvieron premios y reconocimientos tras haber competido con avezados tratadistas del género”, expresó.

Recordó que, en 1932, cuando los miembros de la Academia Dominicana de la Historia decidieron celebrar el centenario del nacimiento del padre Meriño no se imaginaron que estaban allanando las condiciones para que una mujer dominicana (Abigaíl Mejía) de temperamento decidido y formación sólida entrara por la puerta ancha al templo donde se adora a la diosa Clío, pues ganó el primer premio con una biografía sobre el prelado.

“Tres años más tarde, en 1936, el Ateneo Dominicano organizó otro concurso de historia, esta vez sobre el centenario del natalicio de Máximo Gómez. De nuevo la misma mujer fue premiada con una Mención Honorífica. La hazaña fue de Abigaíl Mejía”, añadió.

Expresó que las dos obras premiadas de historia de Abigail Mejía no fueron casuales.

“Fueron el resultado de que, para este momento de su vida, ya Abigaíl Mejía se había convertido en una sólida historiadora. Su atracción por Clío y con ello por el pasado, como memoria social de la humanidad, la podemos rastrear en sus escritos a partir de 1918”.

Dijo que en seis artículos agrupado en sus obras escogidas, bajo el título de “Mi tierra”, se muestra ya el sólido dominio de la autora de la  historia universal y de la historia patria, y que además de su patriotismo, ella hizo  “gala de verdaderos análisis históricos”.

En cuanto a la “Biografía del padre Meriño”, Rosario expresó que “está escrita con elegancia de forma, profundidad en los planteamientos y amenidad  en la exposición de contenido y que resulta  didáctica en su estructura.

“Al leerla resalta esa maestría que solo está presente en los grandes biógrafos, porque se ha estudiado tanto al biografiado que se logra entrar en la psique y mostrar sus intenciones y psicología”, puntualizó.

 

 

 

Reynaldo Espinal explica el impacto de la carta pastoral contra el régimen de Trujillo.

Fuente: ACENTO  Fecha: 28 de Enero del 2019.

El investigador dictó una conferencia en la Academia Dominicana de la Historia.

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Reynaldo Espinal Núñez explicó el contexto político y social en que fue escrita y divulgada la carta pastoral de la Conferencia del Episcopado Dominicano de enero de 1960 y las implicaciones que tuvo al final de la dictadura trujillista.

El investigador disertó sobre la temática en una actividad organizada por la Academia Dominicana de la Historia, en el Archivo General de la Nación, donde explicó que según refirió monseñor Hugo Polanco Brito, fue don Emilio Rodríguez Demorizi, entonces ministro de Educación y quien vivía frente al templo de las Mercedes, quien llevó al tirano Rafael Leónidas Trujillo la noticia de que se estaba leyendo la carta pastoral en las iglesias, sobre lo cual nadie del gobierno sabía.

Afirmó que de acuerdo a testimonios cuando el documento le fue leído a Trujillo por Virgilio Álvarez Pina, el dictador le expresó, en ese momento, visiblemente contrariado: “Hay que coger esto con calma. Con la Iglesia no se puede pelear”.

“Difiere de esta versión la consignada por el general Arturo Espaillat, quien afirmó: ‘esa fue la primera vez que vi al viejo frenético. El resto de la familia oficial estaba en estado de schock’”. A juicio de Espinal, esta versión no deja de tener visos de veracidad dado que tal como revelara don Cucho, Trujillo dijo que quien sabía de política era María (su esposa). ‘Ella me acaba de mostrar quienes son estos curas y qué debo hacer para contestarles esta vagabundería. Yo voy a manejar personalmente este caso’”, citó el investigador.

Posteriormente, Espinal Núñez relató las medidas represivas que tomó Trujillo contra la cúpula de la iglesia a causa de esa carta pastoral, en la que se le hacían profundas críticas al régimen, incluyendo la declaración de persona no grata a monseñor Lino Zanini en mayo de 1960, persecuciones, amenazas de expulsión contra obispos y otras acciones.

El expositor le dedicó su conferencia “La carta pastoral del Episcopado Dominicano de enero de 1960: sus implicaciones en el marco de las relaciones Iglesia-Estado al final de la dictadura de Trujillo. Una relectura 59 años después”, al historiador Emilio Cordero Michel, recientemente fallecido, al que consideró un paradigma de amor y respeto auténtico por la historiografía científica, y a monseñor Félix Pepén, “ejemplo de lucidez y de modestia, quien tuvo una participación destacada en los hechos”.

Explicó que en los albores de la tiranía, la iglesia dominicana acusaba rasgos de debilidad institucional y que con su proverbial habilidad, Trujillo y sus asesores advirtieron de inmediato la importancia de sostener una relación armoniosa con la institución, lo que explica su temprana disposición de restaurarle los fueros, que se concretizó con la ley 117, promulgada el 20 de abril del 1931.

Recordó que un punto culminante en el afianzamiento de las relaciones entre la iglesia y el régimen de Trujillo fue la firma del Concordato en el 1954.

“Ya en el 1955, al cumplirse el primer año de la firma del Concordato y a los 25 de la Era, el padre Zenón de Aza Castillo escribe desde Roma un resonante artículo mediante el cual propone, por primera vez, que se otorgue a Trujillo el título de “Benefactor de la Iglesia”, recordó.

Manifestó que en el 16 de junio de 1959, apenas dos días después del arribo de los expedicionarios de la “Raza Inmortal”, por las montañas de Constanza, el papa Pío XXIII designó como nuncio apostólico a monseñor Lino Zanini, quien sustituyó en esas funciones a monseñor Salvatores Siino.

“La actitud de Zanini no fue grata al régimen desde sus inicios. Las instrucciones que había recibido de la Secretaría de Estado, la Cancillería Vaticana, eran precisas: ‘conservar prudente distancia y mantener frìas relaciones con Trujillo y su régimen’”, dijo.

Agregó que posteriormente sacerdotes, seminaristas y laicos se articularon con intencionalidad conspirativa y de agitación clandestina en el movimiento denominado “Acción Clero-Cultural, en el que participaron jóvenes como Rafael –Fafa– Taveras, Francisco Aníbal González y su primo Ezequiel González y los seminaristas Ramón Pons Bloise, Hipólito Medina, Vinicio Disla y Luis Ramón Peña González (Papilín), “un mártir de la Iglesia y de la patria”, Mariano García, de Moca, y el padre Ercilio de Jesús Moya.

Dijo que el mencionado movimiento expandió su radio de contactos en Santo Domingo con Iván Álvarez, a través de Rafael –Fafa– Taveras, La Romana, San Pedro de Macorís y Barahona, y que se integraría, después de importantes reuniones sostenidas con Manolo Tavares, Nino Álvarez, de San Francisco de Macorís, y su esposa, la heroína Dulce Tejada de Álvarez, Pucho Tejada y otros destacados dirigentes clandestinos del movimiento 14 de Junio.

La disertación de Espinal Núñez fue muy elogiada por varios testigos de los acontecimientos, que incluso participaron en la difusión de la carta pastoral y que fueron miembros del 14 de junio.

Carlos Andújar ingresó a la Academia Dominicana de la Historia

Fuente: Periódico Diario Libre

La Academia Dominicana de la Historia realizó una ceremonia de recepción del antropólogo e historiador Carlos Andújar Percinal, como miembro correspondiente de la institución, durante un acto efectuado en el Archivo General de la Nación.

El discurso de ingreso de Andújar Percinal versó sobre “Dominicanidad y siglo XIX”, y expuso cómo se conformó la dominicanidad y otros aspectos relativos a los aportes culturales de diversas migraciones que ha tenido el país.

La presidenta de la Academia Dominicana de la Historia, doctora Mu Kien Adriana Sang Ben, le dio la bienvenida al académico y resaltó que en sus publicaciones el autor ha destacado los aportes africanos a la historia y a la cultura del país.

Andújar Percinal es sociólogo y profesor de la UASD. Es coordinador de Programas Culturales del Centro Cultural Eduardo León Jimenes. Es miembro de la Academia de Ciencias de la República Dominicana y Premio Nacional de Ensayo 2010. Ha sido director del Museo del Hombre Dominicano y del Instituto Dominicano de Investigaciones Antropológicas UASD.

Ha publicado los libros “Presencia negra en Santo Domingo”, “Identidad cultural y religiosidad popular”, “Por el sendero de la palabra”, “Meditaciones de cultura”, “Diálogos cruzados con la dominicanidad”, “Apuntes antropológicos”, “Temas del Caribe y otros escritos”.

Ya circula el tomo II de la Historia general del pueblo dominicano.

Fuente: Periódico Diario Libre

La Academia Dominicana de la Historia puso en circulación el tomo II de la Historia general del pueblo dominicano, el cual fue presentado por el historiador Raymundo González, durante un acto efectuado en el Archivo General de la Nación.

Previamente la presidenta de la Academia Dominicana de la Historia, doctora Mu Kien Sang Ben, expresó su regocijo por la publicación del nuevo tomo y agradeció el apoyo que le ha dado al programa de las publicaciones el empresariado dominicano.

Igualmente, encomió la labor realizada por González y Roberto Cassá, coordinador general de la colección Historia general del pueblo dominicano

González expresó que le correspondió el honor de compartir el trabajo de preparación del segundo tomo con un grupo de reconocidos especialistas de la historia colonial, dominicanos y españoles, quienes realizaron estudios de extraordinaria calidad, a los que agradeció y felicitó por sus aportes.

Específicamente el autor mencionó a Cassá, coordinador general del proyecto, José Chez Checo, Carlos Esteban Deive, María Filomena González, Antonio Gutiérrez Escudero, Manuel Vicente Hernández González, María Isabel Paredes Vera, Fátima Portorreal, José Luis Sáez, Mu-Kien Sang Ben y Ruth Torres Agudo, que proporcionaron una visión actualizada de temas y problemas abordados desde distintos enfoques en el libro.

“Este conjunto de estudios plantea una amplia visión, de explicación y comprensión a la vez, de la historia de Santo Domingo durante dos siglos del periodo colonial que han sido hasta ahora los menos conocidos. Esto es así pese al interés que han despertado desde temprano los problemas de las despoblaciones, la decadencia colonial, las relaciones con la vecina colonia francesa de occidente y su meteórico crecimiento apoyado en la plantación esclavista azucarera y, en particular, el empujón que este significó para la economía de la colonia española de la isla a lo largo del siglo XVIII”, indicó.

González resaltó la importancia del libro, pues aborda los siglos en que se configuró el pueblo criollo, la base del pueblo-nación dominicano.

Dijo que el tomo II trata sobre la consolidación de la sociedad criolla y que los estudios penetran en múltiples problemas –unos viejos, otros nuevos—, con variados enfoques de historia social y ofrecen nuevas lecturas a partir de determinados núcleos de interés.

Explicó que los textos enfocan la cuestión demográfica en los siglos XVII y XVIII, la suerte de la sociedad tras las devastaciones, el colapso económico, los cambios políticos e institucionales, la expansión del hato ganadero, la incorporación de nuevos rubros como el tabaco a la economía de exportación, la recuperación económica en la segunda mitad del siglo XVIII y las repercusiones de estos cambios sobre la sociedad.

González además manifestó su agradecimiento a la Academia Dominicana de la Historia, en la persona de su presidenta Mu-Kien Sang, y a los miembros de la junta directiva por su apoyo al proyecto.

La Academia Dominicana de la Historia ha publicado los tomos I, II, V, VI, y planea dar a la luz el próximo año los volúmenes III y IV de la importante colección.

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