13 de enero de 2021
Fuente : Acento
La Academia Dominicana de Historia (ADH), presidida por el historiador José Chez Checo, desarrolló loables iniciativas para enaltecer la profesión de los investigadores, docentes y estudiosos del pasado de la isla de Santo Domingo. El Poder Ejecutivo dejó instituido mediante decreto 562-20, que a partir del presente mes de enero, cada día 13, fecha en que conmemoramos el nacimiento de José Gabriel García, esté destinado a celebrar “El Día del Historiador”. Con esa decisión, el Ejecutivo, además de exaltar la memoria del primer historiador dominicano, también reconoce al profesional que ejerce con vocación la tarea de rescatar la memoria histórica del pueblo dominicano. Excelente medida, pues García reúne en demasía los méritos para ser reconocido como nuestro primer historiador.
José Gabriel García nació en 1834 y ya en 1867, a los 33 años de edad, había comenzado a escribir y a publicar su obra cumbre: el “Compendio de Historia de Santo Domingo”, que en varios volúmenes fue dando a conocer a lo largo de toda su vida. En 1918, ocho años después de su fallecimiento (19 de enero de 1910), la revista Letras, dirigida por el venezolano Horacio Blanco Fombona, promovió una encuesta entre los intelectuales dominicanos de entonces. La pregunta que debían de contestar, para ser publicada en el referido medio literario y cultural, fue ¿Cuál es el mejor libro nacional?, a lo que Gustavo A. Díaz, el primero en aportar su opinión, observó:
“Si se ha de responder a la cuestión de un modo general y absoluto y no desde determinados puntos de vista, la mejor obra literaria nacional es la Historia Patria de don José Gabriel García. Es el esfuerzo más serio, más elevado y mejor sostenido, que haya animado la pluma de ningún escritor dominicano. Es el libro más útil y trascendental que existe en el oscuro acervo de nuestras letras. Esta manera de ver no es, probablemente, la más común. La frase de nuestro historiador no brilla. Y el horizonte de nuestra critica, como el alcance nuestra fuerza creadora en las letras, esta circunscrito aun a la frase. Como obra de amena literatura, Enriquillo; como proeza, ardua y trascendental, la Historia de García”.
Han pasado 187 años de su nacimiento y 110 de su fallecimiento, y aunque República Dominicana ha producido una legión de excelentes historiadores, todavía el aporte de García sigue siendo de especial trascendencia, al investigar y escribir la historia cuando el país no contaba con las herramientas archivísticas y documentales necesarias para acometer ese heroico hecho académico:
osé Gabriel García, de pensamiento liberal y abanderado del progreso, fue el primero de los historiadores dominicanos en asumir la defensa de la soberanía de la Republica, además de impulsar a través de la lucha política y su labor intelectual, la existencia de una República independiente y democrática; con la firme vocación de desentrañar el pasado y explicar la formación del pueblo dominicano, dedicó su vida al estudio de la historia, la exaltación de la figura y pensamiento del patricio Juan Pablo Duarte, participó en la “Guerra de la Restauración” y se destacó como ferviente partidario del pensamiento anti anexionista.
En cuanto a los méritos historiográficos de José Gabriel García, se le tiene como consagrado estudioso del género y de ser quien inició la publicación de una obra histórica de carácter nacional y patriótico, como lo constituyó su “Compendio de Historia de Santo Domingo”, comenzada a publicarse en su primer volumen en 1867. Posteriormente, en 1882, 1900 y 1906 entregó al pueblo dominicano los volúmenes 2, 3 y 4 de la referida obra.
Del Padre de la Historiografía Nacional, escribe el historiador Roberto Marte, lo siguiente:
“La historia fue para José Gabriel García, una misión personalizada que se apercibe en cada rincón de su vida. Al falta de bibliotecas y de archivos históricos organizados, se entregó desde muy joven a la ardua tarea de reunir e identificar las fuentes documentales obtenidas a través de los más diversos medios y, por las circunstancias dichas, debió ser bibliófilo, coleccionista particular de textos antiguos, autor y editor toda vez que sus más importantes escritos salieron de su propio taller tipográfico, oficios que debió compartir con sus obligaciones de periodista (o “publicista”, como se decía a menudo), funcionario gubernamental y hombre público”.
Además de su “Compendio de Historia de Santo Domingo”, entre sus escritos históricos publicados, sobresalieron los siguientes: “Colección de los tratados internacionales celebrados por la Republica Dominicana desde su creación hasta nuestros días” (1867); “Memorias para la historia de Quisqueya de la parte española de Santo domingo desde el descubrimiento de la isla hasta la constitución de la Republica” (1875); “Rasgos biográficos de dominicanos celebres” (1875); “Partes oficiales de las operaciones militares realizadas durante la guerra dominico-haitiana (1888); “Coincidencias históricas escritas conforme a las tradiciones populares” (1891); “Historia moderna de Santo Domingo” (1906). Más recientemente, el Archivo General de la Nación, por iniciativa de su Dirección General, publicó la “Antología de José Gabriel García (2010) y las “Obras Completas de José Gabriel García”, en varios volúmenes (2016-2020).
La Academia Dominicana de la Historia y el conjunto de los que asumimos como profesión la condición de historiadores, estudiosos del pasado dominicano, investigadores de nuestras raíces, comprometidos con la formación docente en los valores y exaltación de los pros hombres de la Patria, nos sentimos complacidos. Por fin tenemos una referencia cercana para valorizar en la figura de García y una fecha para festejar en su día, nuestro compromiso con la dominicanidad. “El Día del Historiador” es para tenerlo presente todos los 13 de enero: Nos atrevemos a solicitar al Ministerio de Cultura retomar los premios nacionales anuales de ensayos y recopilaciones históricas, e instaurar desde ya, en coordinación con la ADH, el “Premio Nacional de Historia José Gabriel García”, motivo de fiesta investigativa y académica, que cada año formaría parte de la celebración del “Día del Historiador”.
Comparezco ante ustedes esta tarde en calidad de comisionado de la junta directiva de la Academia Dominicana de la Historia para ofrecer el último adiós a su miembro de número, exvicepresidente y exsecretario Adriano Miguel Tejada, encomienda que asumo con emoción, pues a quien reintegramos a la tierra que le vio nacer fue mi profesor en la carrera de Derecho en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra y el académico que pronunció el discurso de recepción en ocasión de mi ingreso a esa corporación como miembro de número en 2012; el entonces último numerario en ingresar recibía entonces a su miembro de número más joven. En tal virtud, no haré una apología de su obra y su figura como jurista, politólogo, profesor universitario o periodista, facetas correspondientes a otras etapas públicas de su vida y solamente me referiré al Adriano Miguel que ejerció como historiador.
Como él mismo llegó a escribir, desde muy joven fue amante de la lectura, la literatura y la historia, aficiones que le inculcó su madre. Fue un ávido lector: pasó su niñez leyendo la revista argentina “Billiken”, que le abrió las puertas a textos de mayores dimensiones, desde Vargas Vila a José Ingenieros, desde Marx y Lenin hasta Ortega y Gasset. En bachillerato estudió con los libros que editó el Dr. Artagnan Pérez Méndez y abierto al conocimiento, en 1964 recibió cátedras en la Universidad Católica Madre y Maestra del Dr. Carlos Dobal, un “maestro que me alumbró tanto”, como dijo de él en una ocasión y de quien aprendió “de sus enseñanzas y su sentido de la vida”. Los encauces de su madre y sus maestros rindieron frutos tan temprano que baste decir que, con 21 años, en 1969, fue fundador y primer presidente del Ateneo de Moca.
Llevó con orgullo el honor de ser hijo de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, miembro de su tercera promoción, y a la que se vinculó como docente y funcionario. Su revista EME EME Estudios Dominicanos, de cuyo consejo de redacción fue miembro, acogió entre 1974 y 1983 ensayos de su autoría que evidenciaron su interés en el siglo XIX dominicano; en ellos abordó el folklore como mecanismo de control político en Heureaux y Trujillo; los sacerdotes de la iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Moca; la política exterior norteamericana en el Caribe a propósito de intervenciones en República Dominicana; los partidos rojo, azul y verde; la historia y origen de los nombres de las provincias dominicanas y el 27 de febrero de 1844 y su contexto internacional.
Mientras fue director del periódico La Información, de Santiago, y en ocasión del 150 aniversario de la Independencia nacional, dio a la luz una singular serie de noticias sobre ese proceso acaecidas entre 1842 y 1844, hechas coincidir con los días que corrían, como si se tratase de un periódico de aquella época. Su compilación resultó en el Diario de la Independencia, publicado en 1994 como parte de los volúmenes de la colección gubernamental del sesquicentenario de la Independencia, una aportación muy valiosa para la divulgación de la historia, al punto de que fue reeditada en tres ocasiones.
El llamado telúrico se hizo manifiesto en 1995 con El ajusticiamiento de Lilís, que la Comisión Permanente de Efemérides Patrias reeditó en 1999, en ocasión del centenario del magnicidio del dictador.
En 1997 fue escogido como miembro correspondiente de la Academia Dominicana de la Historia y en esa condición fue autor en 1999 de 100 años de historia, una recopilación de una sección especial que tituló Un día en la historia, aparecida en la revista Rumbo al filo del siglo XX, y coautor de Historia de la República Dominicana, obra publicada en 2010.
En 2011, una vez la asamblea de miembros de número de la Academia lo escogió como uno de sus pares, pronunció su discurso de ingreso Duarte, la prensa de Curazao y la Independencia dominicana, investigación de su confesada condición de duartiano de corazón, como expresó en la ocasión.
Entroncado a su desempeño como periodista, en 2016 la Academia publicó su recopilación La prensa y la guerra de abril de 1965, una novedosa versión de la revolución de 1965 a partir del papel jugado por las prensas dominicana y extranjera en ese momento.
Este sería su último texto en materia de historia. Aspiraba regresar, con la protección de Dios, al “ruidoso silencio” del historiador, como escribió en su último AM en Diario Libre del pasado 19 de octubre, luego de su retiro de la dirección de ese diario.
Pero la muerte, tránsito indispensable, como la llamara el historiador cubano también ido este año Eusebio Leal Spengler, tronchó su deseo de retomar esa pasión materna, a través de la cual intuyo que buscaba volver a la Moca que espiritualmente nunca dejó, a la que siempre acudió ante sus múltiples reclamos.
Moca lo recibe hoy como una madre, se reintegra a ella para siempre, para dormir en el mismo regazo en que descansan sus antepasados, que siempre le será propicio por el amor que de manera invariable le profesó. Ve en paz.
En la madrugada del miércoles 2 de diciembre falleció el miembro de número Adriano Miguel Tejada, quien fue vicepresidente de la Academia durante el periodo 2016-2019, causando gran pesar entre los miembros, colaboradores y empleados de esta Academia, quienes le tenían gran cariño y respeto por su afable forma de ser.
Tejada fue director del periódico Diario Libre durante 16 años. Además, dirigió el diario La Información de Santiago y fundó el periódico El Día. También fue redactor de la Revista de Ciencias Jurídicas. Fue miembro del Consejo de Redacción de la revista Eme-Eme: Estudios Dominicanos. Fue docente asociado de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), y profesor de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) y del Instituto Militar de Educación Superior “General de Brigada Juan Pablo Duarte”.
En cuanto a su producción bibliográfica, fue autor y/o coautor de 11 libros que tratan temas políticos, literarios, históricos y de actualidad. Recientemente, el 24 de junio del 2020 puso en circulación su libro Los AM de Diario Libre, 2004-2020, una obra que recopila sus artículos publicados en la columna AM.
El miembro de número Edwin Espinal Hernández, a nombre de la Academia Dominicana de la Historia, pronunció el último adiós a Adriano Miguel Tejada durante el sepelio en la ciudad de Moca. En su despedida, Espinal Hernández finalizó sus emotivas palabras de la siguiente manera: «Moca lo recibió hoy como una madre, se reintegró a ella para siempre, para dormir en el mismo regazo en que descansan sus antepasados, que siempre le será propicio por el amor que de manera invariable le profesó. Vaya en paz».
El 20 de noviembre, el miembro de número Edwin Espinal Hernández y tesorero de la Junta Directiva de la Academia, fue galardonado con el Premio Anual de Historia José Gabriel García 2020 por su obra inédita Historia social de Santiago de los Caballeros, 1900-1916.
El jurado valoró la obra por «su rigor metodológico, el uso de fuentes primarias únicas, su buen manejo del discurso expositivo y la variedad y sistematicidad de los temas tratados (…) sobre la vida cotidiana de Santiago y resultar una contribución al estudio de la historia nacional».
El Premio Anual de Historia es otorgado por el Ministerio de Cultura y conlleva la publicación de la obra ganadora por la Editora Nacional.
El 6 de noviembre de 2020, el miembro correspondiente nacional, general (r) Rafael Leonidas Pérez y Peréz, en representación de la Academia, asistió a las actividades conmemorativas del 176 aniversario de la Constitución de San Cristóbal, que fueron organizadas por la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, que preside el Licdo. Juan Pablo Uribe.
El miércoles 18 de noviembre fue anunciado, a través de diferentes medios, el trasladado de biblioteca, tal como aprobara la Junta Directiva en su sesión del pasado mes de enero de 2020.
La biblioteca de la Academia está ubicada a partir de la fecha antes mencionada en la Capilla de la Soledad, calle Mercedes núm. 304 al lado de la iglesia de Las Mercedes, y cuenta con un catálogo en línea que puede ser consultado en la pagina web de la Academia.
Fuente: Campesino Digital / Octubre 2020
Santo Domingo.-Este miercoles fue juramentado como Miembro de Número de la Academia Dominicana de la Historia el destacado Abogado, Historiador, Conferencista y Catedrático universitario el licenciado Werner Darío Féliz.
Werner es profesor en las universidades O&M y Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PCMM), así como en el Instituto de Educación Superior del Ministerio de Relaciones Exteriores (INESDYC) y también se desempeña como Director de Revisión de Técnicas Legislativas del Senado de la República.
La categoría Miembro de Número es la más alta distinción que reciben los miembros de esa prestigiosa Academia en la República Dominicana.
La academia de historia tiene una matrícula de 26 miembros en el país de los cuales Werner Féliz es el más joven que ha conseguido el distinguido peldaño.
El catedrático universitario es oriundo de Cabral, provincia Barahona, y como tal es el único miembro oriundo de las entrañas del suroeste que goza del merecido merito en el mundo de los historiadores Dominicanos.
La juramentación fue realizada por el historiador José Chez Checo, presidente de la Academia Dominicana de la Historia.
Fuente: Acento 30/09/2020
SANTO DOMINGO, República Dominicana.-El historiador y jurista Miguel Reyes Sánchez fue investido como Miembro Correspondiente Nacional de la Academia Dominicana de la Historia, el pasado 17 de septiembre, en una ceremonia con presencia limitada por las restricciones sanitarias propias por el COVID-19.
Esta investidura fue realizada en la Sala de Conferencias de la sede de la Academia y transmitida por YouTube, siendo la primera actividad pública que realiza la institución luego de la pandemia.
El discurso de ingreso fue titulado “El saqueó de Santo Domingo por Francis Drake: trascendencia histórica”, un trabajo novedoso y con interesantes aportes sobre este importante acontecimiento histórico, catalogándose como uno de los más completos escritos sobre la temática.
Entre las declaraciones realizadas por Reyes Sánchez, este revela que “en los archivos de la República Dominicana no existen documentos anteriores al 1590, ya que todos fueron quemados por Francis Drake”.
La mesa de honor estuvo integrada por el Presidente de la Academia Dominicana de la Historia, José Chez Checo, así como por los miembros Raymundo González y Edwin Espinal.
El embajador Miguel Reyes Sánchez es Asesor de Relaciones Internacionales del Banco Central de la Republica Dominicana y profesor de Relaciones Internacionales y Derecho Internacional de diversas universidades nacionales y extranjeras.
En 1998 fue escogido como Joven Sobresaliente del Mundo por la Cámara Junior Internacional en Manila, Filipinas y en octubre de 2003, el nuevo miembro de la Academia Dominicana de la Historia, recibió la condecoración al Mérito de Duarte, Sánchez y Mella, en el grado de Gran Cruz Placa de Plata.
Asimismo, es autor de una treintena de obras literarias, las cuales han obtenido importantes galardones, como el Premio Nacional de Historia “José Gabriel García” en los años 2010 y 2015, así como el Premio Nacional Feria del Libro “Eduardo León Jimenes” en el 2012.
En la amplia labor divulgativa e investigativa de Reyes Sánchez, se encuentran múltiples obras de semblanza histórica, estudios jurídicos bancarios, ensayos sociológicos y legales, disquisiciones en el ámbito literario, tratados sobre evoluciones de bancos centrales y una extensa variedad de obras sobre temas diplomáticos y de relaciones internacionales
El jueves 27 de agosto de 2020 se realizó la sesión solemne con motivo del 157º aniversario de la guerra Restauradora. Para esa ocasión se organizó un panel integrado por los miembros de número Dr. Santiago Castro Ventura y Licdo. Raymundo González, y el miembro correspondiente nacional Gen. (r) Rafael Leónidas Pérez y Pérez.
La sesión inició con la lectura por parte del Licdo. José Chez Checo, presidente de la Junta Directiva (2019-2022) de la Academia, del mensaje oficial conmemorativo del aniversario de la guerra Restauradora cuyo texto íntegro está publicado en la revista Clío núm. 200, páginas 361-362. Luego los panelistas disertaron en torno a uno de los sucesos más relevantes de la historia dominicana, junto con la Independencia nacional.
La Guerra Restauradora, considerada por muchos estudiosos e historiadores como la verdadera gesta independentista o como uno de los puntos más luminosos de dicho proceso, de lo cual es un elocuente ejemplo el insigne humanista Pedro Henríquez Ureña, resaltó el espíritu y el temple patrióticos del pueblo dominicano cuando vio mancillada su soberanía con el acto proditorio de Pedro Santana, en 1861, de anexar a la Corona española la República de apenas 17 años de fundada.
En la guerra patriótica de la Restauración (1863-1865), que tuvo un carácter popular y nacional y que constituye una página brillante de la historia dominicana y del Caribe, jugaron un destacado papel hombres y mujeres humildes, así como grandes figuras civiles y militares, partidarias del pensamiento liberal, como el general Gregorio Luperón, Gaspar Polanco, José Antonio Salcedo (Pepillo), Santiago Rodríguez, Benito Monción, José Cabrera, Manuel Rodríguez Objío, Ulises Francisco Espaillat, y Benigno Filomeno de Rojas, entre otros, se utilizaron eficaces tácticas de lucha para derrotar al enemigo como fueron la guerra de guerrillas, ideada por el patricio Ramón Matías Mella, la tierra arrasada y el uso de la tea.
Las ideas liberales de la Restauración, coadyuvaron, además, a abonar el ideal de la creación de una Confederación de las Antillas.
El próximo 16 de agosto, el país conmemorará el 157 aniversario del inicio de la imperecedera gesta de la Guerra Restauradora, arropado por la vorágine de una pandemia que acosa a la humanidad y de la cual el país no ha escapado. El momento es oportuno para retomar el espíritu de lucha de aquellos prohombres y sencillos ciudadanos que levantaron el estandarte de la dominicanidad, en esa difícil coyuntura que se pensaba sucumbía la patria de Febrero de 1844. Sin temor al poderoso adversario que constituía la potencia anexionista, lograron doblegarla. Hoy ese espíritu de resistencia debemos asumirlo con decisión y esperanza para encarar todas las dificultades del momento actual.
La Academia Dominicana de la Historia exhorta a nuestros conciudadanos a rememorar esta hazaña de los combatientes de la Restauración, que empuñaron con firmeza, valor y disciplina sus armas heroicas, al mismo tiempo que lograban esquivar con éxito las epidemias que se presentaron en el escenario de la guerra. Gloria eterna a los héroes de la Guerra Restauradora, que consolidó la patria de Febrero de 1844 y ocasionó que la República Dominicana volviera a ser libre, soberana e independiente como lo expresara el padre de la patria Juan Pablo Duarte en el artículo 6 de su Proyecto de Ley Fundamental.
Santo Domingo, República Dominicana
Agosto de 2020.